12 de noviembre de 2008

José Fernando de Baviera, rey de las Españas


Como todos sabemos, después de la muerte del desdichado Carlos II de España el Hechizado, (en la imagen de la izquierda) ocupó su lugar, Felipe de Anjou (Felipe V de Borbón), no sin antes enfrentarse en una guerra europea y civil con el archiduque Carlos de Austria (Carlos III de Habsburgo), en la llamada Guerra de Sucesión. Si digo que fue una guerra europea es porque involucró a todos los territorios que seguían perteneciendo a la Corona española (Flandes, Milán, Sicilia, Nápoles, y Cerdeña entre otros); Francia; Austria; Reino Unido; y las Provincias Unidas; Portugal; Saboya; Baviera; y otros estados menores de Alemania, como el arzobispado electoral de Colonia; el electorado de Brandenburgo al final de la guerra etc. Y también fue una guerra civil porque la Corona de Aragón apoyó al de Austria, mientras la Corona de Castilla apoyó al de Anjou.

El testamento de Carlos II, se hizo a favor del francés, por presiones externas e internas, y en un último y desesperado intento por mantener intacto lo que quedaba de la herencia europea de sus antepasados. De todas maneras eso no sucedió, y antes de su muerte ya se habían concertado diversos tratados para repartirse esas posesiones. Por supuesto, ninguna de las Grandes Potencias (Reino Unido, Francia, Austria y Provincias Unidas) tenía ganas de que un miembro de las casas reinantes en Francia o Austria pudiesen ocupar el trono español, pues eso podría decantar la balanza de poder a favor de aquel que lo consiguiese, y de esa manera desestabilizar el equilibrio europeo. Como ya he dicho, a espaldas del gobierno español, se hicieron varios repartos, algunos secretos entre franceses y austriacos, y otros oficiales para que ni Francia ni Austria pudiesen con sus candidatos poner a España bajo su influencia. De esta manera, en 1698 en el Tratado de La Haya, se llegó al acuerdo de que la corona española recayese en el príncipe José Fernando de Baviera, hijo del ambicioso elector Maximiliano II Manuel de Baviera. En la Corte de Madrid, había partidarios de los tres candidatos, pero las Grandes Potencias llegaron a una solución de compromiso y se inclinaron por el príncipe bávaro, para de esa forma desestimar las pretensiones francesa y austriaca. José Fernando de Baviera era hijo por parte de madre de María Antonia de Austria, nieto por tanto de la infanta Margarita de España, hermana del mismo Carlos II; y bisnieto de María Ana de España, hija del rey Felipe III, lo que le convertía, aunque por línea femenina en tan buen candidato o más que lo eran los otros dos pretendientes, descendientes también de infantas españolas.


Las Grandes Potencias firmaron el Primer Tratado de Repartición en La Haya llegando al siguiente acuerdo: a José Fernando de Baviera (en la imagen de la izquierda) se le adjudicaban los reinos peninsulares, Cerdeña, lo que quedaba de los Países Bajos españoles y las colonias americanas; el Milanesado sería para el Archiduque Carlos de Austria; y Nápoles, Sicilia y Toscana para el Delfín de Francia (padre de Felipe de Anjou). El rey Carlos II aceptó la candidatura del príncipe bávaro y le nombró príncipe de Asturias.

Pero aconteció que José Fernando de Baviera, con apenas 6 años de edad, murió un año antes que Carlos II, así que la cosa se complicaba y había que volver a replantearse el problema sucesorio español. El Segundo Tratado de Repartición, acordó que el archiduque Carlos de Austria heredaría España, pero todos los territorios italianos pasarían a Francia. Si bien Francia, Holanda e Inglaterra estaban satisfechas con el acuerdo, Austria no lo estaba, y reclamaba toda la herencia española, pero entonces Carlos II testó a favor de Felipe de Anjou, presionado por sus consejeros como ya he dicho, que pensaban como prioridad principal en la conservación de la unidad de la corona y del imperio español. El resto es de sobra conocido: la Guerra de Sucesión, el triunfo de los Borbones y la ascensión al trono de Felipe de Anjou.

La pregunta que yo me hago es la siguiente: ¿qué hubiera pasado si José Fernando de Baviera no hubiese muerto? La dinastía de los Wittelsbach ocuparía el trono español, con las condiciones del Primer Tratado de Repartición. Además, a la muerte de su padre, que sin duda hubiese sido Regente durante su minoría de edad de José Fernando, este hubiese heredado Baviera y la dignidad electoral. Los territorios de la Corona de Aragón no hubiesen perdido sus Fueros; y con toda seguridad Francia y Austria hubiesen seguido intentando reducir a la Corona española a los territorios estrictamente peninsulares con guerras sucesivas…
Toda esta tediosa explicación, tiene la finalidad de mostraros los diseños heráldicos que se me ocurren para el dicho cambio de dinastía. Sin duda, en el escudo de armas de aquella época pudo quedar así. Sin las lises francesas sobre el todo, y sustituidas por los fusos bávaros.





Los estandartes podrían haber sido tal y como me recreo en diseñar y que podéis ver bajo de estas líneas.



Y las armas de la Casa Real podrían ser estas hoy en día.

Eso de “lo que hubiera podido ser y no fue” siempre es muy socorrido, pero como mínimo este post nos puede hacer reflexionar sobre lo diferente que podría haber sido la historia sin la muerte prematura del principito bávaro.

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