28 de febrero de 2010

Ojrana, la avispa espía.

Desde esta ventana es desde el lugar donde más contacto tengo con el mundo exterior cuando estoy en casa, y que como veis se asoma a uno de mis patios interiores. Es mi patio preferido y particular que si llueve se moja como los demás. Desde el viernes tengo una compañera tras el cristal que me observa desde el otro lado. Es una avispa. Está torpe y adormecida porque salió demasiado pronto de su casita de celdillas de pasta de papel. Seguramente acabará muriendo de frío, aunque ya no hace tanto como los pasados días y puede que sobreviva. Yo no tengo intención de matarla, a pesar de que las avispas son unos insectos verdaderamente beligerantes, y que no se lo piensan dos veces para picarte con su aguijón e inyectarte ese veneno que produce un escozor y un dolor que dura varios días, y que pude experimentar varias veces cuando era un niño. Puede producir incluso un shock anafiláctico a quienes tienen la mala suerte de ser alérgicos al veneno de estos bichos y similares, además no suelen contentarse con picarte una sola vez ¬¬ A esta avispa, que aparentemente no está muy avispada, la he bautizado con el nombre de Ojrana, que fue el nombre de la policía secreta zarista. La pequeña Ojrana puede que me esté espiando desde el otro lado del cristal, y puede que si sobrevive, se abalance sobre mí y me pique al menor descuido. ¡Qué ingrata sería si me causase tanto dolor! Quizá tenga que adelantarme a ella y tomar medidas preventivas contra ese posible ataque desde el exterior. ¡Pero es que le he tomado cariño y me hace compañía, la jodía! Ahora mismo se esta moviendo lentamente por el cristal... Quizá lleva una cámara oculta en una de sus patas. Yo no le he ocultado la cámara y le he sacado una foto para que conozcáis a mi eventual amiguita.

21 de febrero de 2010

Fuera de lugar

Cuando esta mañana he abierto el frigorífico para coger una gelatina de fresa sin azúcar para desayunar, he visto una Mort Subite de framboise abandonada. He recordado, y he pensado con algo de desencanto, que las cosas buenas que se han vivido con intensidad, una vez fuera de su tiempo y de su espacio, ya no son... Esta botella sólo es el recuerdo del pasado reciente, pero ya en color sepia.



Imagen: Mort Subite en el frigorífico x dissortat

19 de febrero de 2010

Vanidad de vanidades (4)

Como ya os comenté el año pasado en el post Vanidad de vanidades (3), aun quedaba otra entrada relativa a las coronas asiáticas y africanas, y a alguna europea curiosa. También podéis encontrar imágenes de muchas más coronas en Vanidad de vanidades (1) y (2) y en la entrada original que me empujó a crear esta serie de cuatro posts, sobre todo gráficos, que embellecen un blog tan aburrido como este. Espero que os gusten.







Tres tiaras pontificias utilizadas por los Papas. Como veis, están formadas por una mitra y tres coronas, que han tenido un significado diferente según las épocas.



Corona usada por los khanes tártaros de Crimea en el s.XVIII





Dos muestras de coronas del imperio de Abisinia, hoy Etiopía, usadas por el Negus Neguesti (Rey de los Reyes).



Corona bizantina del siglo IV





Coronas del imperio Persa de los siglos XVII y XVIII (Arriba la corona Kiani y abajo la corona Phalevi)



Corona afgana.



Corona de la dinastía Ming (Imperio chino)


Corona imperial japonesa


Corona del reino de Thailandia


Corona de Malasya

16 de febrero de 2010

15 de febrero de 2010

Tocar el cielo

Como brazos desesperados, las ramas dormidas de los árboles se esfuerzan por tocar el cielo, pero nunca lo alcanzarán. Tampoco nosotros.

Imagen: dissortat.

12 de febrero de 2010

Barcos de papel en la red

Hace unos días, escribí en la barra de búsqueda de Google, mi nombre y mi primer apellido. Estaba buscando una cosa que no viene al caso; y por eso no voy a escribir de ello. Pero de entre los documentos en los que aparece mi nombre -además de las combinaciones que da un nombre y un apellido al azar-, me llamó la atención la página de un foro dónde se leía mi nombre. Esto me sorprendió tanto, que tuve que entrar varias veces para asegurarme de que estaban hablando de mí. El foro en cuestión es de 2006, y era de algo así como de amistad porque ya no funciona. Bueno, pues en ese foro se podía leer una conversación entre una chica de alguna ciudad de los alrededores de València, y un chico que vivía en València, aunque había nacido cerca de mi ciudad natal, porque así se lo explicaba a la chica. Todo parecía normal, hasta que llegué al punto en el que él, preguntaba “¿Conoces [mi nombre y mi apellido] que es un tío cojonudo con el que trabajé?” O_o Imaginaros como me quedé. El nick del desconocido, que no lo ha de ser, pues ya veis la excelente opinión que tiene de mí, era en aquel momento: el “Bucanero Bizcocho”, el “Marinero Rosquilla”, el “Surfer Mendrugo”, el “Grumete Gominola”... Alguna cosa así de cutre. (¡Lo que me pude reír con el jodido nick!)
He de confesaros que leer esa frase en la que se me calificaba “de tío cojonudo”, ha despertado en mí una cierta desinquietud y curiosidad -reconozco que morbosa-, por saber de quien se trata. Seguramente no sabré nunca de él, pero desde aquí le mando un mensaje: “¡Soy yo, si lees esto, escríbeme un comentario y dime quien eres!”. Estoy seguro de que me reconocerá si me lee. Y a todos los que podáis leer este tedioso blog, os pido que si por ventura le conocéis, me digáis cómo puedo ponerme en contacto con él.
Gracias mi desconocido “amigo”, por tener ese buen concepto de mí. Yo, por mucho que me exprimo el cerebro, no tengo ni pajolera idea de quien eres. Seguramente, cuando trabajamos juntos, también pensaba que eras un tipo genial y todas esas cosas; o tal vez no, la verdad. Igual me caías como el culo; pero vamos, que tu participación en ese foro, escrito hace más de 4 años, me alegró unas cuantas horas de mi sencilla existencia, tanto es así, que escribo el borrador de este post a las 5 de la madrugada; no porque me quites el sueño, querido desconocido, si no porque estoy trabajando, aunque parezca que no lo estoy haciendo xDDD. ¡Ojala pudiese recordarte! Quizá podríamos ser buenos amigos, que de eso siempre andamos escasos. Seguiré buscándote, aunque no desesperadamente.