Volvemos a dar un paso atrás en el tiempo. No me refiero al tiempo que pasa y lo consume todo. Quiero decir al tiempo climático, a la situación meteorológica; y digo que retrocedemos porque volvemos a tener un día más propio de mayo que de julio. Cielo nublado o muy nublado, lluvias intermitentes, débiles o moderadas, y temperaturas más suaves que los últimos días. Ese sería un posible parte meteorológico de hoy en esta ciudad. Debería alegrarme por ello, sin embargo, escucho otro concierto de Armin Van Buuren (trance energy), y veo que no estoy en absoluto alegre. Me he levantado con una gastroenteritis (o afección similar), y me he pasado la mañana tumbado en el sofá, dormido o en un estado de sopor melancólico. No he comido nada, y por supuesto, no he tomado café por miedo a empeorar mi "problema" intestinal. Entre cabezada y cabezada, mi cerebro, que no puede dejar de pensar, y al que si le hiciésemos una vivisección (terrible práctica, por cierto), encontraríamos algunos de los estados de ánimo más negativos del ser humano, es a saber: miedo, frustración, impotencia, ira; y algunas lindezas más que no es necesario enumerar. Pues como iba diciendo, mi cerebro, se ha entretenido pensando en la manera de escribir lo que estoy haciendo en este momento.
Hay una mujer que pasea por este Bosque, y de la que tengo muy buen concepto -aunque no la conozco, salvo por algunas letras que hemos intercambiado en su blog-, y que dice que mis entradas no son, precisamente, "la alegría de la huerta"; y añade que de todas maneras, algo deben tener, pues hay bastantes paseantes que deambulan por mi Bosque. Sin duda, no soy la "alegría de la huerta", pero precisamente por eso escribo este blog; para plasmar esos estados de ánimo "melancólicos", en el más puro y estricto sentido de la palabra “melancólico”, en la psiquiatría del siglo XIX. Y si lo hago, es porque los buenos momentos ya los vivo yo, y esos buenos momentos, pocas veces los comparto con los demás. Eso sería ñoño en un blog como este, aunque ya sabéis que algunas veces lo hago. También sabéis que cuelgo alguna entrada sobre inquietudes curiosas; sobre todo de historia y heráldica, (que son dos cosas que me apasionan y que cultivo casi todos los días). Me refiero a esos tediosos escritos históricos que me gusta desarrollar en mi cabeza y que, aunque parezca mentira, son más leídos, -o eso dice el feedjit-, que mis "vivencias" personales. De todas maneras ya sabéis que de una cosa pasamos a la otra, y acabamos leyendo en los blogs de todo menos lo que buscábamos en un principio. Por cierto, como habréis notado, no escribo sobre mi trabajo, ni lo haré. El trabajo es eso, trabajo y punto. Voy a perder el hilo de la narración como siga por ahí. Lo cierto es que tengo seguidores conocidos (amigos y ciberamigos), que son los que se atreven a dejar algún comentario de vez en cuando, y otros que no dicen nada, pero que me siguen, digamos que con un cierto interés. Así que este post está pensado, ni más ni menos, para agradecer a toda la gente que pasa por el Bosque de la Larga Espera, sus paseos por él. Hay muchos visitantes españoles, (de todas las lenguas del Estado); pero lo que mas me fascina es que en México hay muchísima gente que me sigue o me lee, así como en Argentina, Colombia, Chile, Venezuela... y realmente en todos los estados del Caribe, Centroamérica y Sudamérica que hablan castellano. También sé que hay muchos que entran de incógnito y a los que no puedo localizar; pero yo sé que entran. De todas maneras es para mí una alegría ver tantas banderitas, de tantos sitios distintos en el mapa de feedjit, y que naturalmente desaparecen después de un par de semanas, porque no cabrían. Muchas gracias a todos los que sentís un cierto interés en las cosas que se escriben aquí.
Confieso que este blog comenzó como un sitio en el que verter todo eso que me envenena la sangre, (eso no ha cambiado y sigo destilando ese veneno), pero que también he utilizado para muchas otras cosas. He tenido muchas veces la tentación de cerrar la puerta de El Bosque, que como sabéis está rodeado de un gran muro de piedra, y que tiene una enorme y pesada verja para entrar y salir; pero mi ciberamigo F., gallego él, me dijo que no debía hacerlo, y mucho menos clausurarlo definitivamente; que lo dejase para que la gente lo leyese aunque no lo actualizase nunca más. (Ahora es cuando llego a esa parte de este concierto de Van Buuren que me pone especialmente "sensible"; y dejaré de escribir por unos minutos.) Ya estoy otra vez aquí y retomo el discurso. No quiero que penséis que soy un presuntuoso al escribir estas cosas sobre mi blog; nada más lejos de mi mente, simplemente lo hago para reafirmar mis ganas de escribir y hacer algunas fotos, y compartirlo con vosotros. Ver que os pasáis por aquí, eso SÍ supone para mí una alegría; así que seguid haciéndolo cuando os apetezca, y animaros a dejar algún comentario, qué aunque está puesto el modo Moderación de Comentarios, siempre los publico, y casi siempre contesto a ellos, porque creo que debo hacerlo. Que la gran llave de la verja -que como veis está muy bien custodiada-, siga dentro de mi oculta torre, es decisión vuestra.

Escrito por el Señor de El Bosque de la Larga Espera, en el más recóndito y espeso rincón de él.