Hoy hace 512 años moría en Roma el pontífice valenciano Alejandro VI Borja o Borgia, como lo llamaban los italinaos. No fue ni mejor ni peor que los obispos de Roma de su época, ni fue el inventor del nepotismo, ni el único papa que tuvo hijos, ni el que intentó engrandecer los territorios de la Santa Sede y aprovecharse de ello. No fue ni más ni menos que un príncipe de su tiempo, un príncipe comparable a Fernando el Católico o sus contemporáneos italianos, ávidos de poder y territorios. Fue otro príncipe del Renacimiento, simplemente. Que nadie crea que Julio II della Rovere, por poner un ejemplo, fue mucho mejor que él...