Imagen: Escudo de armas del cardenal Piccolomini. Insignia pontificum Romanorum et cardinalium II. Insignia ab Urbano VI ad Robertum de Nobilibus cardinalem - BSB (Bayerische Staats Bibliothek) Cod.icon. 267. Italia 1540 Si he redactado esta tediosa e imcompletísima biografía del Piccolomini; es entre otras cosas, porque es un personaje de la historia que siempre me resultó interesante, y también para comentar que los vinos de Austria son francamente buenos, lo cual no debió de pasarle desapercibido a Eneas Silvio Piccolomini, ya que mientras estaba al servicio del emperador Federico III de Habsburgo, escribió:
“El archiducado de Austria sobre y bajo el Enns proporciona vino a bávaros, bohemios, moravos y silesianos: de ahí la gran riqueza de los austriacos. Hacen durar la vendimia unos cuarenta días, y dos o tres veces al día entran en Viena desde los suburbios trescientos carruajes colmados de vino, y en las labores de la vendimia se emplean diariamente mil doscientos caballos, o quizá más. Abrir un despacho de vino en la propia casa no empaña en absoluto el prestigio; muchos ciudadanos mantienen taberna, calientan el local y hacen magnífica cocina…”
Imagen: Escudo de armas del Papa Pío II. Insignia pontificum Romanorum et cardinalium II. Insignia ab Urbano VI ad Robertum de Nobilibus cardinalem - BSB (Bayerische Staats Bibliothek) Cod.icon. 267. Italia 1540 Al parecer, y como todos los grandes personajes de aquellos años, Eneas Silvio Piccolomini, antes y después de ser papa, fue un gran amante de lo mundanal, apreciaba el buen vino, por lo que leemos más arriba; así como la comida y las mujeres, sobre las cuales escribió:
“He conocido y amado muchas mujeres […], pero en cuanto las conseguía me causaban gran fastidio. Tampoco si tuviera que casarme, me juntaría con una mujer cuyo trato no conociera.”
No obstante tuvo por lo menos dos hijos conocidos, pero eso fue antes de entrar en religión, aunque seguramente tuvo alguno más.
Ejerció el nepotismo, como todos los papas de su época, favoreciendo a sus familiares y allegados, así como engrandeciendo y embelleciendo su pueblo natal, al que elevó a sede episcopal y le cambió el nombre, llamándolo Pienza, en honor al nombre que había elegido para gobernar la nave de san Pedro: Pío. Actualmente Corsignano conserva el nombre con la que la rebautizó su benefactor y protector.

3 comentarios:
Vaja tostón tu!!!! Jajajaja!! Però ha estat interessant, que conste!!! xDD També és possible que m'haja paregut per les hores que són i que em muic de son...:P La veritat és que solament per vore com li va quedar l'escut d'armes ja valia la pena fer-se Papa tu xDDDD
No és tan tostó, crec. I sí, l'escut, si l'amplies, es veu amb tot el seu esplendor...
Una biografía, si ello puede llamarse, que justifica los desafueros de los jerarcas religiosos.Tuvo hijos, fu mundano, fue de todo, porque esa era la época.
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