Lo más inexplicable era y sigue siendo cómo pueden salir de su tumba y regresar a ella. La doble vida de los vampiros se mantiene gracias al sueño cotidiano en la tumba. Su monstruosa avidez de sangre de seres vivos les proporciona la energía necesaria para subsistir durante las horas de vigilia.
Sheridan Le Fanu (1814 - 1873)
11 comentarios:
Yo a veces me siento vampiro...Por aquello de trabajar en la noche ;D
Saludos Dissortat
Yo por eso de trabajar de noche, y por la cantidad de tubos de sangre que pasan por mis manos.;-)
Saludos, Doc.
Querido Dissortat, tu sabes de mis ignorancias y que ésta, es la primera vez que leo este nombre: Sheridan Le Fanu.
Y este pequeño, leve, suave, lento y breve fragmento me ha puesto los pelos de punta y he intentado entenderlo, analizarlo, pero he llegado a la conclusión que más vale disfrutar del miedo.
Fins aviat.
Vaya, veo que ya se cavilaba sobre esos depredadores desde hace tiempo. Saludos
La sangre siempre me ha gustado, de día y de noche.
¡Buenas tardes!
:)
Un texto perfectamente extrapolable a nuestro tiempo...
Qué miedo... ¿Serán los bancos los vampiros de la realidad actual?
Un saludo
O sea que estos vampiros modernos de noche abandonan sus poltronas y se esconden en sus tumbas...para reponer fuerzas. Ya me parecía a mí.
Un saludo.
Adoro estos relatos románticos, dan escalofríos, pero hacen replantearse muchos convencionalismos sobre la materia y la consciencia en relación con el sentido de la vida. Independientemente de que los vampiros, como seres mitológicos contemporáneos, puedan existir o no, nos hablan de seres que transitan entre dos mundos, y al margen del devenir del tiempo. Es una idea fabulosa, y seguramente entronca con las antiguas tradiciones alquimistas, que no ponían límites a la mente a la hora de concebir cualquier realidad. "Si crees, sabrás; si eres osado, realizarás; si callas, conservarás tu poder", dice en las Clavículas de Salomón. En ese sentido, la propia existencia de los vampiros sería explicable porque alguien se atrevió a creer en algo aparentemente imposible. Una noche de verano, hace años, dos vecinas mías, mientras conversaban y miraban al cielo estrellado, vieron, o creyeron ver volando en el cielo un extraño ser alado con cabeza de hombre. Las dos callaron, no quisieron comentarlo a nadie, hasta que, un tiempo después, en una conversación entre ambas sacaron el tema. Las dos descripciones coincidían. Extraño, ¿verdad?. ¿Qué sería "aquello"?... Una forta abraçada.
Certament, com també ho és la nostra necessitat de creure en ells i en la seva existència. Aquesta fascinació que perceben també els ha de fer tornar per força.
Un passatge revelador i inquietant, sí.
Pues no me gusta ni trabajar de noche, ni manupular cubetas ni tubitos con ese líquido; así, que no sería vampiro nunca. Me alegra tu vuelta al redil, Jordi, aunque sea ocasional. Un abrazo, amigo.
Publicar un comentario