2 de abril de 2010

Sanguine Christi

Hacia finales del siglo XIII un caballero peregrino que había estado luchado en San Juan de Acre -último reducto cristiano en Tierra Santa-, volvió a su país natal, en lo que entonces era el Sacro Imperio, llevando con él un tesoro más preciado que todos los tesoros del mundo; porque antes de abandonar aquellas murallas desmochadas por el largo asedio musulmán, un joven fraile guerrero de la Domus Hospitalis Sactæ Mariæ Teutonicorum, más conocida como Orden Teutónica, y que estaba herido de muerte; le encomendó al caballero peregrino la custodia de una pequeña bolsita de cuero que contenía la tierra arenisca que había estado exactamente a los pies de la Vera Cruz, en el monte Gólgota. La tierra que había sido regada con la Preciosa Sangre de Jesucristo. Después de pasar muchos sufrimientos, el pobre caballero, cuyo nombre se desconoce, llegó a Sajonia, donde murió de viejo, pero no sin antes hacer entrega de aquella mínima porción de tan sacratísima tierra a la aristocrática y riquísima abadía de Gandersheim. La abadesa hizo construir una rica cajita de oro y piedras preciosas con forma de cruz para depositar aquella valiosa reliquia, que fue venerada durante siglos al ser reconocido su poder milagroso por el arzobispo de Magdeburgo. Con el paso del tiempo fue perdiendo importancia y se relegó a una capilla oscura y olvidada de aquel convento Real.
En el siglo XVI y con las continuas guerras de religión que asolaron aquellos territorios, un anónimo soldado católico se llevó con él la reliquia hacia Franconia y la vendió a un sacristán acaudalado del priorato de Heidenfeld, ávido de poseer porciones de los cuerpos de los santos u objetos milagrosos como aquel. Poca importancia o ninguna se le dio después de muerto el sacristán a la reliquia, porque a finales del siglo XVII un rico mercader de Munich, ferviente religioso y desesperado por salvar la vida de su hijo, adquirió aquel puñado de arena que hacía más de cuatrocientos años había llegado a Alemania desde el último baluarte cristiano del disparatado reino cruzado de Jerusalén. Aquel mercader llevó la reliquia a su casa para que le concediese la gracia de apartar del cuerpo y de la mente de su hijo a los fantasmas o almas en pena que en su delirio afirmaba que le perseguían. El joven estaba como loco. Demacrado, enjuto, y muy débil por la fiebre. Tampoco comía ni bebía, ni dormía. El día que su padre llegó a casa, el muchacho fue atado a su cama y le colocaron el relicario sobre el pecho. Milagrosamente se sumió en un sueño reparador de más de tres días de duración, que le devolvió la cordura, las energías a su consumido cuerpo, y la tranquilidad a su espíritu. Parece ser que de esa familia pasó a otra y de esa otra a otra más, siempre con la fama de alejar y liberar a quien la poseía de la presencia de las almas en pena.
A finales del siglo XIX fue a parar a un colegio de la Compañía de Jesús, en Baviera, y durante los primeros años del nazismo, con la persecución del III Reich a los jesuitas que se oponían al régimen, salió la reliquia de Alemania y llegó, después de muchas vicisitudes, hasta aquí. Pero esa es otra larga historia que no contaré ahora.
En la actualidad la reliquia procedente de los Santos Lugares me pertenece. Aquella tierra prodigiosa, empapada con la sangre de Cristo ya no está en un fastuoso relicario. Está guardada en una ampolla de cristal tosco en la que debieron meterla a principios del pasado siglo los austeros responsables del colegio de la Compañía. Es un relicario con revestimiento de terciopelo azul y bordados de oro, todo bastante deteriorado por el tiempo, como podéis ver en la imagen. La ampolla está lacrada con las armas de un lugar o familia que no he podido identificar. En cuanto a los poderes milagrosos que se le atribuyen, no sé si serán verdad o leyenda, de la misma manera que no puedo asegurar que lo que contiene el poco apropiado relicario sea o no la tierra donde Jesús de Nazaret derramó su sangre en un Viernes Santo como hoy, pero así me lo han contado mis mayores, y así os lo he contado yo a vosotros. Sólo espero que si tiene el poder que se le atribuye, consiga alejar de mí la presencia del alma en pena que me persigue -como os persigue a cada uno de vosotros vuestra alma en pena particular-, y que descanse en paz para siempre.

Imagen: relicario que contiene la Tierra Santa del Gólgota, de y por dissortat

18 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Apasionante historia!
Me encanta como nos la ha ido contando, desde el principio con el peregrino y la Orden Teutonica hasta ir a parar a sus manos. Nos ha hecho cabalgar por los siglos sobre ese corcel suyo, monsieur.

Buenas noches y felices pascuas.

Bisous

Darío dijo...

Alucinante. Tu historia es fastuosa y el relato, la verdad tiene un carácter precioso, como las arenas.
Ojalá no olvidésemos los ritos, no olvidásemos lo que pasó en aquel tiempo, considerando que estos días son para tomarse vacaciones. Un abrazo.

Sauze dijo...

me encantan las historias lejanas que nos traes ...
besos, dissortat

Unknown dijo...

Fantástica tu historia, y la vez, interesante y maravillosa. Sinceramente, me ha embriagado desde el principio. Gran tesoro ese que conservas entre tus manos¡¡¡
De verdad, la más fascinante que he leído en este, tu blog...

Anónimo dijo...

Muy interesante esta historia. La desconocía completamente. Siempre hay algo nuevo que aprender.

Un gran abrazo.

Anónimo dijo...

La reliquia millor guardada la tens dins de tu.Es sempre bonic saber de la historia,i en este cas,es una historia interesant.De la resta vaig a guardar-me el dret d´opinar.......Que passes bones pasques(dins del que es puga).La xica de le cinc puntes d´estrela.

maria dijo...

Ostres!Quin tresor...Una història apassionant.Felicitats! Molt bon post.

wizard dijo...

Historias que me llenan de paz. Sobre eso escribo. mde encantará escuchar esas y más historias, tomando algo con vos.

Virgi-Niamh dijo...

Dissortat, es fantástico lo que has compartido con nosotros, me has enganchado con tu historia y la historia de esa reliquia, gracias por compartirla. Un abrazo

P.D: sentarse a tomar un coffee contigo tiene que ser apasionante!!

Jerukiti dijo...

Vaja! Es de veres això que contes??? Perquè si ho és, és la canya no??? xDD Fa molt que la tens eixa arena??? Perquè no recorde que la tingueres??? (uff... això no és d'estranyar no?? Però crec que d'una història com eixa me'n recordaria... no se...). Supose que tots podem necessitar en algun moment un poquet d'eixa terra... sobretot si també cura malediccions peruanes... xDD

María de Escocia dijo...

Una muy hermosa historia, parece ser que tienes mucho todavía para sorprender. Porque la verdad es que me sorprendes y mucho. Espero que podamos disfrutar de tus historias durante mucho, mucho tiempo.
Besos po........

Laura T. Marcel dijo...

Acabo de flipar amb la teva història! Com carai haurà arribat això a les teves mans? Casa teva deu ser un museu. Un café amb tu seria res. Amb tu cal fer un encàrreg al Juan Valdez d'uns quants sacs, per poder gaudir de temps de sobres per escoltar totes les "teves històries" i estar ben despejat.

bajoqueta dijo...

Impressionant la imaginació que tens! M'ha encantat com ho has contat.

Ut dijo...

Alucinante Dissortat!!! me ha encantado leer la historia, me ha enganchado desde el principio. Cuando he leído que ahora tienes tu el reliquiario me he quedado con la boca abierta.

Muy interesante, encantada me quedo.

Un beso grande

Maria Rosa Ferré dijo...

Querido amigo valenciano, quiero agradecerte tus visitas y comentarios en mi blog, especialmente sobre los "Sin techo" y el "roble en agonia".
Que historia tan fantástica que explicas, me he quedado con la boca abierta. Te felicito y ojala puedas comprtir muchas mas y nosotros/as disfrutarlas. Un beso.

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Amigo Dissortat, sangre de Cristo o no, reliquia o no, el caso es que cuantas entre tus anos con un trozo de historia de lo màs apasionante.

Por cierto, aquì en Turìn (donde habito por trabajo en estos momento) el sàbado y hasta el 23 de mayo expondràn la Sàbana Santa con presencia papal incluida, todo un evento para la ciudad y para los creyentes, yo, por curiosidad, voy a ir a verla.

Un saludo.

◊ dissident ◊ dijo...

-Bienvenu madame y gracias por vuestros elogios. Tenedme como vuestro último seguidor, pero no por ello el más lejano.
-Pulgarcito: olvidar la histtoria es olvidarse de parte de uno mismo.
-Sauze: me alegro de que te gusten.
-Javier: este tipo de relatos suelen atraer a los que disfrutamos de la historia.
-Salvador: es desconocida porque forma parte de mi pasado.
-Xicota: de tresors en tenim tots guardats.
-Maria: moltes gracies!
-Wizard: a una de esas tabernas tendremos que ir para relatar y escuchar bonitas historias-
-Niamh: a veces me siento inspirado y cuento algo que aunque íntimo, sé que puede gustar a los amigos que le leen. Respecto al café, ya me gustaría compartirlo contigo y disfrutar en vivo de tu sensibilidad. Un abrazo.
-Jeru: si t'he parlat d'aquesta terra, ja saps. Si no l'has vista és perquè no ho ensenye tot de mi. xD. No sé si exercirà el seu poder sobre les malediccions. Ampara't a ella.
-Reina Maria: afortunadamente todavía me quedan cosas que contar.
-Teresa: ja tampoc sé com les coses em cauen al damunt xD. El café del bo, clar, i moltes hores per davant per a parlar, malgrat que això no passarà mai. Una abraçada.
-Bajoqueta: ja saps fins on podem arribar quan redactem alguna cosa que ens agrada i que em escoltat durant anys. Besets wapetona.
-Ut: bienvenida y ya ves, las cosas pasan de unas manos a otras de esa manera y siempre hay quien tiene la sensibilidad suficiente para hacerse cargo de ellas. Un saludo!
-Maria Rosa: claro que me paso por tu blog. Creo que hay mucha belleza y cariño en él. Puedes contar con mis visitas, ya lo sabes. Me alegra que te guste la historia y yo también espero contaros algunas más. ¡Saludos!
-CAROLUS II: por supuesto que yo tampoco dejaría pasar la oportunidad de asistir a tan fastuoso evento (con papa y todo incluido). Ya nos contaréis. ¡Vaya un saludo hacia la capital del Piamonte!

Angie dijo...

La sangre de Cristo da mucho que hablar aún...