
Y ya han pasado muchos años.
Desde muy pequeña, decidió alejarse de todos, porque los niños se reían de ella. “Equidna la víbora”, la llamaban, y por la noche la pequeña Equidna lloraba desconsoladamente. Cuando creció, pensó que lo mejor sería aislarse de todos para que nadie la viese, y se fue para ocultarse en una caverna.
Pero, y esto no lo sabía Equidna, como tampoco algunos humanos; el aislamiento no es bueno para nadie. El ser humano necesita comunicarse, hablar con los demás. El silencio y la soledad no son sanos, y fueron despertando el rencor y el odio en ella. Un día, cuando un campesino pasaba cerca de su oscura morada, Equidna, salió muy furiosa de su cueva y lo mató.
Le sorprendió descubrir lo verdaderamente fácil que era matar a un hombre, siendo como ella era; y desde ese día, cada vez que alguien se acercaba a su caverna, ella lo mataba y lo devoraba. La fama de Equidna aterrorizaba a todos, pues se extendió hasta el ultimo confín del mundo. Llegó a tan recónditos lugares, como a este bosque, llamado de la Larga Espera.
Con los años todos habían olvidado a aquella niña sensible, que a pesar de tener cola de serpiente, lloraba cuando los demás se burlaban de ella, y huían porque era diferente. Ahora, Equidna, simplemente era una asesina.