Después de escribir estas “reflexiones”, he tardado bastantes días en decidirme a convertirlas en una nueva entrada de este agonizante blog. No estaba del todo convencido, pero como en su momento surgían las frases con tanta fluidez, creo que realmente piden a gritos que las saque a la luz.
En ocasiones tenemos la seguridad de que a nuestro alrededor tenemos gente que, sin necesitarla, siempre está a nuestro lado. Pero en ocasiones, nosotros, en un gesto de arrogancia, intentamos demostrar que no necesitamos nada de nadie, que somos autosuficientes, aunque a veces no sea así. Lo único que conseguimos actuando de esa forma es aislarnos más y más. Nos convertimos en seres antisociales, que acaban por desbordarse, por deprimirse, por agudizar los síntomas de las ciclotimias, por perder las ganas de nada…
Otras veces estamos tan susceptibles que, cualquier cosa nos hace creer que estamos siendo “atacados”. A veces es cierto, otras no. Pero nuestra guardia siempre está alta, tanto es así, que más que defendernos, somos nosotros los que atacamos. Es una medida preventiva. La mejor defensa es el ataque, dijo un estratega.
También se da el caso (llevo meditándolo desde hace unas semanas), de que con las poquísimas personas con las que nos podemos permitir bajar la guardia, en un momento dado actúen o digan algo que nos duela profundamente. Están para lo bueno y para lo malo. Son nuestros confidentes. Creemos que esas personas nos comprenden, nos apoyan, nos escuchan y les complace intentar ayudarnos en nuestras vicisitudes más angustiosas, las que realmente cuestan de superar o no se superan. Pero de pronto nos percatamos de que las más de las veces no han estado realmente escuchando y solidarizándose con nosotros. Simplemente han oído (oír no es escuchar), y callado. Incluso deben de haberse aburrido con nuestra letanía interminable pero necesaria para nosotros. Por eso, cuando después de un tiempo, una simple frase les delata sin ser conscientes de ello, es cuando tenemos una sensación de ridículo inexplicable que incluso llega a avergonzarnos. Es entonces cuando levantamos la guardia irremediablemente. Nos defendemos y claro está, atacaremos si tenemos ocasión. Ser excesivamente confiados nos hace débiles frente a los demás, aunque algunas de esas personas no supongan ningún peligro real, dadas sus escasas o nulas cualidades para ser malintencionadas. De todas maneras, volvemos a ser cautelosos, a medir las palabras, y a analizar qué podemos decir o qué no... Es casi como empezar desde cero.
En ocasiones tenemos la seguridad de que a nuestro alrededor tenemos gente que, sin necesitarla, siempre está a nuestro lado. Pero en ocasiones, nosotros, en un gesto de arrogancia, intentamos demostrar que no necesitamos nada de nadie, que somos autosuficientes, aunque a veces no sea así. Lo único que conseguimos actuando de esa forma es aislarnos más y más. Nos convertimos en seres antisociales, que acaban por desbordarse, por deprimirse, por agudizar los síntomas de las ciclotimias, por perder las ganas de nada…
Otras veces estamos tan susceptibles que, cualquier cosa nos hace creer que estamos siendo “atacados”. A veces es cierto, otras no. Pero nuestra guardia siempre está alta, tanto es así, que más que defendernos, somos nosotros los que atacamos. Es una medida preventiva. La mejor defensa es el ataque, dijo un estratega.
También se da el caso (llevo meditándolo desde hace unas semanas), de que con las poquísimas personas con las que nos podemos permitir bajar la guardia, en un momento dado actúen o digan algo que nos duela profundamente. Están para lo bueno y para lo malo. Son nuestros confidentes. Creemos que esas personas nos comprenden, nos apoyan, nos escuchan y les complace intentar ayudarnos en nuestras vicisitudes más angustiosas, las que realmente cuestan de superar o no se superan. Pero de pronto nos percatamos de que las más de las veces no han estado realmente escuchando y solidarizándose con nosotros. Simplemente han oído (oír no es escuchar), y callado. Incluso deben de haberse aburrido con nuestra letanía interminable pero necesaria para nosotros. Por eso, cuando después de un tiempo, una simple frase les delata sin ser conscientes de ello, es cuando tenemos una sensación de ridículo inexplicable que incluso llega a avergonzarnos. Es entonces cuando levantamos la guardia irremediablemente. Nos defendemos y claro está, atacaremos si tenemos ocasión. Ser excesivamente confiados nos hace débiles frente a los demás, aunque algunas de esas personas no supongan ningún peligro real, dadas sus escasas o nulas cualidades para ser malintencionadas. De todas maneras, volvemos a ser cautelosos, a medir las palabras, y a analizar qué podemos decir o qué no... Es casi como empezar desde cero.
7 comentarios:
"La mejor defensa es el ataque"
perdona que lleve la contraria a tu post, pero si la mejor defensa fuese un ataque, directamente sería un ataque, por lo tanto no sería una defensa, no sé si lo entiendes y si tienes algo que objetar o discutir sabes dónde encontrarme (Muahahah :P)
Pues nada dissortat, feliz noche buena, navidad y próspero año nuevo :)
este texto me resulta un tanto familiar... u.u
y tú eres mi confidende... xD lo digo por unas líneas del texto ^^
un saludo (;
ya sabes dónde ando si quieres alguna cosa.
PD: cuida bien de ese piojo tan valioso que tienes ^^
ya sabes :P
:* (})
Puedes llevarme la contraria cuando quieras xD, pero fíjate bien: si atacas en vez de defenderte, tomas la delantera. ¿Lo pillas? De todas maneras te he mandado un mail con un texto y allí lo entenderás perfectamente.
En cuanto a que algunas de las cosas te suenan, sin duda. Le suenan a todo el mundo, cuando se paran a pensarlo xD
Gracias por tus felicitaciones y lo mismo te deseo, sobre todo lo del próximo año (¡Odio la Navidad!) Ya te contaré del pequeño xDDDDD ¡Un abrazo muy fuerte! Nos vemos ;-)
Por cierto que el general romano que dijo "La mejor defensa es un buen ataque" fue Escipión el Africano ^.-
Això sol passar, tete... moltes vegades... i quan s'arriba ahí has de decidir si realment val la pena començar de nou... si l'altra persona ho mereix. Això sí, si es comença de nou, s'intenta fer per camins inexplorats... tal volta això aporta nous alicients... o no... mai es sap.
Queden camins per explorar?
Pues yo si que creo que llevas razón, es más, yo paso bastante tiempo analizando mis relaciones con los demás, sobre todo cuando paso por momentos dificiles y he llegao mas o menos a conclusiones parecidas.
Más de una y mas de dos cosas que has puesto, me han estado pasando precisamente estas vacaciones y creo que desde que tenia 16 o 17 años he estado planteandome ser confiada o no serlo con la gente a mi alrededor.
Al final siempre acabo dando pasos en falso, equivocandome o retrocediendo hasta descubrir que iba por buen camino.... que es cuando vuelvo a donde estaba.
Dawny: "equivocarse es de humanos, perdonar es de Dioses"
Gracias por tu visita a este solitario bosque...
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